HISTORIA
-Padre Jordi
Rivero
Alonso de Ojeda
y los primeros conquistadores de Cuba pretendían imponerse a los indios. Estos
los repulsaron y los españoles tuvieron que huir atravesando montes y ciénagas
para salvar sus vidas. Así llegaron al poblado indio de Cueiba en la zona de
Jobabo. Los indios al verlos en tan mal estado tuvieron compasión de ellos y
les auxiliaron.
En
agradecimiento Alonso Ojeda construyó una pequeña ermita con ramas de árboles,
posiblemente la primera en suelo cubano. Allí colocó una Imagen de Nuestra
Señora que era su preciada pertenencia. Cumplió así el voto que había hecho de
entregar la Imagen si salía salvo de aquella situación. Enseñó a los indios a
decir el "Ave María" y aquella expresión se propagó tan rápido entre
los indios que mas tarde Cuba se llegó a conocer como la isla del "Ave
María". No hay razón para pensar
que fuese aquella la imagen de la Virgen de la Caridad que se aparecerá
después. Pero la Virgen ya se hacía presente en Cuba preparando el camino.
Una gran
enseñanza: La Virgen quiso que la evangelización no partiera de la prepotencia
sino desde la humildad y el agradecimiento.
Sin comprender
muy bien la religión, los indios de aquel lugar veneraron la Imagen y
mantuvieron la ermita con gran esmero cuando Ojeda se marchó. Así ocurría cuando llegó el Padre de las
Casas al poblado de Cueibá.
En el siglo XVI
aumentó en Cuba la cría del ganado. Era necesario para los españoles en camino
hacia los nuevos territorios. En 1598 comenzó la explotación del cobre en las
montañas de la región oriental de la isla. A 15 leguas de las minas el gobierno
español estableció el hato de Varajagua o Barajagua que contaba con mucho
ganado. Por eso era necesaria la sal que prevenía la corrupción de la carne.
El hallazgo
Alrededor del
año 1612 o a los inicios de 1613, fueron a buscar sal en la bahía de Nipe dos
hermanos indios y un negrito de nueve o diez años. Se llamaban respectivamente
Juan de Hoyos, Rodrigo de Hoyos y Juan Moreno, conocidos por la tradición como "los
tres Juanes". Mientras iban por la sal ocurrió la aparición de la estatua
de la Virgen. He aquí el relato de Juan Moreno, dado en 1687, cuando tenía
ochenta y cinco años:
"...habiendo
ranchado en cayo Francés que está en medio de la bahía de Nipe para con buen
tiempo ir a la salina, estando una mañana la mar calma salieron de dicho cayo
Francés antes de salir el sol, los dichos Juan y Rodrigo de Hoyos y este
declarante, embarcados en una canoa para
la dicha salina, y apartados de dicho cayo Francés vieron una cosa blanca sobre
la espuma del agua, que no distinguieron lo que podía ser, y acercándose más
les pareció pájaro y ramas secas. Dijeron dichos indios "parece una
niña", y en estos discursos, llegados, reconocieron y vieron la imagen de
Nuestra Señora la Virgen Santísima con un Niño Jesús en los brazos sobre una
tablita pequeña, y en dicha tablita unas letras grandes las cuales leyó dicho
Rodrigo de Hoyos, y decían: "Yo soy la Virgen de la Caridad", y
siendo sus vestiduras de ropaje, se admiraron que no estaban mojadas. Y en
esto, llenos de alegría, cogieron sólo tres tercios de sal y se vinieron para
el Hato de Barajagua..."
El
administrador del término Real de Minas de Cobre, Don Francisco Sánchez de
Moya, ordenó levantar una ermita para colocar la imagen y estableció a Rodrigo
de Hoyos como capellán.
Una noche
Rodrigo fue a visitar a la Virgen y notó que no estaba allí. Se organizó una
búsqueda sin éxito. A la mañana siguiente, y para la sorpresa de todos, la
Virgen estaba de nuevo en su altar, sin que se pudiera explicar, ya que la
puerta de la ermita había permanecido cerrada toda la noche.
El hecho se
repitió dos o tres veces más hasta que los de Barajagua pensaron que la Virgen
quería cambiar de lugar. Así se trasladó en procesión, con gran pena para
ellos, al Templo Parroquial del Cobre. La Virgen fue recibida con repique de
campanas y gran alegría en su nueva casa, donde la situaron sobre el altar
mayor. Así llegó a conocerse como la Virgen de la Caridad del Cobre.
En el Cobre se
repitió la desaparición de la Virgen. Pensaron entonces que ella quería estar
sobre las montañas de la Sierra Maestra. Esto se confirmó cuando una niña
llamada Apolonia subió hasta el cerro de las minas de cobre donde trabajaba su
madre. La niña iba persiguiendo mariposas y recogiendo flores cuando, sobre la
cima de una de las montañas vio a la Virgen de la Caridad.
La noticia de
la pequeña Apolonia causó gran revuelo. Unos creían, otros no, pero la niña se
mantuvo firme en su testimonio. Allí llevaron a la Virgen.
Desde la
aparición de la estatua, la devoción a la Virgen de la Caridad se propagó con
asombrosa rapidez por toda la isla a pesar de las difíciles comunicaciones.
Fue en el
Cobre, en 1801, que los mineros, alentados por el Padre Alejandro Ascanio,
obtienen la libertad por Real Cédula del 7 de abril.
Con los años se
adquirió un recinto mayor para construir un nuevo santuario que pudiese acoger
al creciente número de peregrinos, haciéndose la inauguración, con el traslado
de la Virgen el día 8 de Septiembre de 1927.
Durante la
guerra de independencia, las tropas se encomendaban a la Virgen de la Caridad.
No es que se pueda ver a la Virgen como una aliada en la guerra. Mas bien ella,
como madre, sufre y se preocupa de todos, busca la paz entre sus hijos,
finalmente cuando los corazones no le permiten otra cosa, busca atenuar los
odios y fomentar la reconciliación y el perdón.
Después de la
guerra de independencia, los veteranos pidieron al Papa que declarase a la
Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba. En documento firmado el día 10
de Mayo de 1916 por el Cardenal Obispo de Hostia, Su Santidad Benedicto XV
accedió a la petición, declarando a la Virgen de la Caridad del Cobre Patrona
Principal de la República de Cuba y fijando su festividad el 8 de Septiembre.
En 1977, el
Papa Pablo VI eleva a la dignidad de Basílica al Santuario Nacional de Nuestra
Señora de la Caridad del Cobre.
Durante los
meses de preparación para la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba, diez
imágenes peregrinas de la Virgen de la Caridad recorrieron las distintas
diócesis del país con gran respuesta del pueblo.
La Virgen de la
Caridad fue coronada por S.S. Juan Pablo II como Reina y Patrona de Cuba el
sábado 24 de Enero de 1998, durante la Santa Misa que celebró en su visita
apostólica a Santiago de Cuba.
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