"Maximiliano siempre fue muy devoto de la Inmaculada Concepción, por lo que pensaba que la Iglesia tenía que ser militante en su colaboración con la Gracia Divina para el avance de la fe católica. Es por eso que movido por su devoción, funda en el año 1917 un movimiento llamado "La Milicia de la Inmaculada", el cual se consagraría a la Virgen María y lucharía con todos los medios moralmente válidos, por la construcción del Reino de Dios en todo el mundo".
Fiesta: 14 Agosto
San Maximiliano María Kolbe fue
hijo de María Dabrowska y de Julio Kolbe, pertenecientes a la Tercera Orden
Franciscana, y los cuales tenían en su casa un taller y un pequeño altar con la
imagen milagrosa de Nuestra Señora de Czestochowa, veneradísima patrona de
Polonia.
Nació en
Polonia el 8 de enero de 1894 en la ciudad de Zdunska Wola, que en ese entonces
se hallaba ocupada por Rusia. Fue bautizado con el nombre de Raimundo en la
iglesia parroquial. Sus hermanos fueron Francisco, José, Valentín y Antonio.
Los dos últimos murieron prematuramente.
Aproximadamente
en el año 1906, un suceso marca la vida de Maximiliano, y preocupa y
desconcierta a su madre. Ella misma relata el suceso a los pocos meses del
martirio de Maximiliano. Dice ella: "Sabia yo de antemano, en base a un
caso extraordinario que le sucedió en los años de la infancia, que Maximiliano
moriría mártir. Solo no recuerdo si sucedió antes o después de su primera
confesión. Una vez no me gusto nada una travesura, y se la reproche: Niño mío,
¡quien sabe lo que será de ti!. Después, yo no pensé más, pero observe que el
muchacho había cambiado tan radicalmente, que no se le podía reconocer.
Teníamos un pequeño altar escondido ente dos roperos, ante el cual él a menudo
se retiraba sin hacerse notar y rezaba llorando. En general, tenía una conducta
superior a la de su edad, siempre recogido y serio, y cuando rezaba, estallaba
en lágrimas. Estuve preocupada, pensando en alguna enfermedad, y le pregunté:
¿te pasa algo? ¡Has de contar todo a tu madre!
Temblando
de emoción y con los ojos anegados en lágrimas, me contó: "Mamá, cuando me
reprochaste, pedí mucho a la Virgen me dijera lo que sería de mi. Lo mismo en
la iglesia, le volví a rogar. Entonces se me apareció la Virgen, teniendo en
las manos dos coronas: una blanca y otra roja. Me miró con cariño y me preguntó
si quería esas dos coronas. La blanca significaba que perseveraría en la pureza
y la roja que seria mártir. Conteste que las aceptaba... (las dos). Entonces la
Virgen me miró con dulzura y desapareció".
El cambio
extraordinario en la conducta del muchacho, atestiguaba la verdad de las cosas.
El tenia plena conciencia, y al hablarme, con el rostro radiante señalaba la
deseada muerte de mártir. Este fascinante encuentro de Maximiliano con su
"Madrecita" celestial es algo más que un episodio pasajero. Es la
raíz de todo su futuro; es el motor de sus amplios planes; es la fuerza para
los vuelos más audaces; es el manantial de su santidad y de su apostolado”.
A los 13 años ingresó en el
Seminario de los padres franciscanos en la ciudad polaca de Lvov, la cual a su
vez estaba ocupada por Austria. Fue en el seminario donde adoptó el nombre de
Maximiliano María.
El padre
Wilk lo describe así: "era diligente en el cumplimiento de sus deberes,
dotado por las matemáticas, obediente a los profesores, servicial con los
compañeros, alegre y equilibrado. Rezaba con recogimiento. Un episodio se me
grabó por siempre. Entrando en una sala, vi a Maximiliano de rodillas ante una
gran cruz, absorto en oración."
Pero de
pronto entró la crisis en ambos hermanos. Maximiliano se convenció y convenció
a su hermano de abandonar el seminario. Cuando estaban a punto de hablar con el
superior, les visita la madre llena de alegría. Orgullosa les cuenta que José,
el hermano menor, también entraría en la orden. ¡Además ella y su esposo
también tienen vocación religiosa de manera que sería toda la familia
Franciscana!.
El 4 de
septiembre de 1910 ciñó a su cintura el cordón de San Francisco, y de esa
manera comenzó su año de noviciado. ¡Apenas dieciséis años!
En el
otoño de 1912, el P. Provincial teniendo en cuenta las excelentes cualidades
intelectuales de Fray Maximiliano, dispuso que, junto a otros, siguiera sus
estudios de filosofía y teología en Roma, donde los finalizó. Los años romanos
serán fecundísimos y decisivos en la vida de Maximiliano. La Virgen lo espera
para inspirarle la fundación de La Milicia de la Inmaculada.
En 1918
es ordenado sacerdote.
Maximiliano siempre fue muy
devoto de la Inmaculada
Concepción, por lo que pensaba que la Iglesia tenía que ser
militante en su colaboración con la Gracia Divina para el avance de la fe
católica. Es por eso que movido por su devoción, funda en el año 1917 un
movimiento llamado "La Milicia de la Inmaculada", el cual se
consagraría a la Virgen María y lucharía con todos los medios moralmente
válidos, por la construcción del Reino de Dios en todo el mundo. En palabras del
propio San Maximiliano, el movimiento tendría:
"una
visión global de la vida católica bajo una nueva forma, que consiste en la
unión con la Inmaculada."
Inició la
publicación de una revista mensual llamada "Caballero de la
Inmaculada", ésta era orientada a promover el conocimiento, el amor y el
servicio a la Virgen María. Comenzó con un tiraje de sólo 500 ejemplares en
1922, y para el año 1939 alcanzaría cerca de un millón de ejemplares
publicados.
La
primera "Ciudad de la Inmaculada" se funda en el año 1929 en el convento
franciscano situado en Niepokalanów a 40 kilómetros de Varsovia, que luego de
algunos años se convertiría en una ciudad consagrada a la Virgen y, en palabras
de San Maximiliano, dedicada a:
"conquistar
todo el mundo, todas las almas, para Cristo, para la Inmaculada, usando todos
los medios lícitos, todos los descubrimientos tecnológicos, especialmente en el
ámbito de las comunicaciones."
Luego de
que el papa solicitara sacerdotes para ir de misiones, en el año 1931 se ofrece
como voluntario y viaja a Japón donde funda una nueva ciudad de la Inmaculada
("Mugenzai No Sono") y publica la revista "Caballero de la
Inmaculada" en idioma japonés ("Seibo No Kishi").
Regresó a Polonia en el año 1936,
siendo director espiritual de Niepokalanów, y luego de 3 años, mientras se daba
la Guerra Mundial, fue apresado junto a otros frailes y enviado a campos de
concentración en Alemania y Polonia. Poco tiempo después, el día de la
Inmaculada Concepción, es liberado.
En 1941
es nuevamente hecho prisionero y ésta vez es enviado a la prisión de Pawiak, y
luego llevado al campo de concentración de Auschwitz, donde prosiguió su
ministerio a pesar de las terribles condiciones de vida.
Los nazis
siempre trataban a los prisioneros de una manera inhumana y antipersonal, de
manera que los llamaban por números; a San Maximiliano le asignaron el número
16670. A pesar de los difíciles momentos en el campo su generosidad y su
preocupación por los demás nunca le abandonaron.
El 3 de
agosto de 1941, un prisionero escapa; y en represalia, el comandante del campo
ordena escoger a 10 prisioneros para ser condenados a morir de hambre. Entre
los hombres escogidos estaba el sargento Franciszek Gajowniczek, polaco como
San Maximiliano, casado y con hijos.
"No
hay amor más grande que éste: dar la vida por sus amigos"
(Jn 15, 13).
(Jn 15, 13).
San
Maximiliano, que no se encontraba dentro de los 10 prisioneros escogidos, se
ofrece a morir en su lugar. El comandante del campo acepta el cambio.
Luego de
10 días de su condena y al encontrarlo todavía con vida, los nazis le colocan
una inyección letal el 14 de agosto de 1941.
De esta manera San Maximiliano
María Kolbe da testimonio y ejemplo de dignidad, en medio de la más terrible
adversidad.
En el año
1973 el Papa Paulo VI beatifica a San Maximiliano y en 1982 Juan Pablo II lo
canoniza como Mártir de la Caridad.
Juan
Pablo II comenta la influencia que tuvo San Maximiliano en su vocación
sacerdotal:
“Surge
aquí otra singular e importante dimensión de mi vocación. Los años de la
ocupación alemana en Occidente y de la soviética en Oriente supusieron un
enorme número de detenciones y deportaciones de sacerdotes polacos hacia los
campos de concentración. Sólo en Dachau fueron internados casi tres mil. Hubo
otros campos, como por ejemplo el de Auschwitz, donde ofreció la vida por
Cristo el primer sacerdote canonizado después de la guerra, San Maximiliano
María Kolbe, el franciscano de Niepokalanów.”
CONSAGRACIÓN A LA INMACULADA, COMPUESTA POR S. MAXIMILIANO KOLBE
"OH Inmaculada, reina del
cielo y de la tierra,
refugio de los pecadores y Madre nuestra amorosísima,
a quien Dios confió la economía de la misericordia.
Yo....... pecador indigno, me postro ante ti,
suplicando que aceptes todo mi ser como cosa y
posesión tuya.
refugio de los pecadores y Madre nuestra amorosísima,
a quien Dios confió la economía de la misericordia.
Yo....... pecador indigno, me postro ante ti,
suplicando que aceptes todo mi ser como cosa y
posesión tuya.
A ti, Oh
Madre, ofrezco todas las dificultades
de mi alma y mi cuerpo, toda la vida, muerte y eternidad.
Dispón también, si lo deseas, de todo mi ser, sin ninguna reserva,
para cumplir lo que de ti ha sido dicho:
de mi alma y mi cuerpo, toda la vida, muerte y eternidad.
Dispón también, si lo deseas, de todo mi ser, sin ninguna reserva,
para cumplir lo que de ti ha sido dicho:
"Ella
te aplastará la cabeza" (Gen 3:15), y también:
"Tú has derrotado todas las herejías en el mundo".
Haz que en tus manos purísimas y misericordiosas
me convierta en instrumento útil para introducir y aumentar tu gloria
en tantas almas tibias e indiferentes, y de este modo,
aumento en cuanto sea posible el bienaventurado
Reino del Sagrado Corazón de Jesús.
"Tú has derrotado todas las herejías en el mundo".
Haz que en tus manos purísimas y misericordiosas
me convierta en instrumento útil para introducir y aumentar tu gloria
en tantas almas tibias e indiferentes, y de este modo,
aumento en cuanto sea posible el bienaventurado
Reino del Sagrado Corazón de Jesús.
Donde tú
entras oh Inmaculada, obtienes la gracia
de la conversión y la santificación, ya que toda gracia
que fluye del Corazón de Jesús para nosotros,
nos llega a través de tus manos".
de la conversión y la santificación, ya que toda gracia
que fluye del Corazón de Jesús para nosotros,
nos llega a través de tus manos".
Ayúdame a
alabarte, OH Virgen Santa
y dame fuerza contra tus enemigos."
y dame fuerza contra tus enemigos."
Fuente: aciprensa
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